18 de diciembre de 2015

El Último de la Fila: energía limitada (I)

Como lo prometido es deuda y en la entrada en la que mostraba mi opinión sobre la caja Historia de una banda que han publicado recientemente Manolo García y Quimi Portet dejaba en el aire un post que hablara sobre los discos de El Último de la Fila, creo que es un buen momento para saldar dicha deuda.

Considerando que García y Portet ya llevaban unos cuantos años pisando escenarios antes de formar El Último de la Fila y que los pisarían diez años más bajo este nombre, subtitular “Energía limitada” esta entrada puede parecer paradójico. Pero con ello no me refiero a la perseverancia del dúo, que la tuvieron, si no a la calidad de sus trabajos que sin duda fue de más a menos (a partir del segundo). Curiosamente su calidad fue inversamente proporcional a su éxito aunque por supuesto, cualquiera de sus discos se mantendría a flote ante el panorama musical actual. Así que lo mejor es que empecemos desde el principio.

Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana (1985)

Cuando la pobreza  entra por la puerta, el amor salta por la ventana, El Último de la Fila
Este disco, el primero del dúo como tal, muestra de manera clara hacia dónde quieren ir musicalmente, pero se queda a mitad de camino entre lo que vendría después y su anterior trabajo con Los Burros. Marcan esta tendencia conservadora del pasado canciones como Otra vez en casa o la que da título al álbum, Cuando la pobreza  entra por la puerta, el amor salta por la ventana. E incluso se nota la influencia de Los Rápidos en ¿Hay alguien ahí? Curiosamente, la canción que marca más el espíritu que envolvería su siguiente trabajo es la primera del disco, Dulces sueños, canción con la que por cierto cerrarían sus conciertos durante unos años. Querida Milagros, El loco de la calle y Son cuatro días son también cien por cien El Último de la Fila. Lástima que esta última fuera defenestrada en el disco Nuevas mezclas y la versión que se presenta en este álbum haya quedado olvidada. 

Cuando la pobreza… está hecho con escaso presupuesto y se nota. Aun así, y considerando que es un álbum debut como nuevo grupo, supera cualquier expectativa. Un buen disco, al fin y al cabo, sorpresivo por lo novedoso de la apuesta, pero del que apenas quedan en el recuerdo las canciones anteriormente citadas (incluso para ellos, que las mantuvieron casi siempre en sus directos y fueron las que rescataron para el citado Nuevas mezclas). 
Y sí, grupo revelación del año para Radio3 y buenas críticas, pero ventas, las justas para mantenerse, grabar un segundo disco y no abandonar como en sus anteriores grupos. Perseverancia.

Enemigos de lo ajeno (1986)

El Último de la Fila, Enemigos de lo ajeno
Que Enemigos de lo ajeno es el mejor disco de El Último de la Fila es algo que ya habréis oído mil veces. Que es uno de los mejores discos editados en castellano también lo habréis escuchado. Pero en este caso no es una mentira repetida convertida en verdad, porque sin duda lo es. De la primera canción a la última todo fluye. No fisuras como en el anterior álbum. Si en ése ya se reflejaba la novedad, la sorpresa, este es completamente novedoso, incluso raro, sobre todo para 1986. Es cierto que nadie había marcado un estilo tan definido y que nadie después ha sido capaz de tomar su influencia sin caer en la absurda repetición. Pero la originalidad, aunque meritoria, no tiene por qué ser símbolo de calidad. En este caso se unen ambos aspectos.
Y como en este país (no sé si en otros también) a todo le ponemos etiquetas, Él Último de la Fila no iba a librarse de ellas. Pop, rock, pop-rock (esta se pone cuando no se sabe qué es) y, cómo no en España, flamenco-pop (o flamenco-rock o flamenco pop-rock) con diversas influencias. ¡Qué aburrimiento! Es música, no le deis más vueltas. ¿Dónde ven flamenco? Claro, Manolo García dice que tiene influencias de Triana y ya está catalogado. Oigan, que también dice que tiene influencias de The Clash, ¿es El Último de la Fila un grupo punk? (por cierto, ¿son punks The Clash?) Puedo entender que la manera de cantar de García influya, aunqueen muchas ocasiones parece más coplera que flamenca y también que en el video de Aviones Plateados salen una bailaoras, pero de ahí a poner una etiqueta que además les acompañaría toda su trayectoria (a veces aprovechada por ellos mismos, eso también), va un mundo. Así que no seré yo el que les ponga etiquetas absurdas, porque además no sabría catalogarlos.

En una primera escucha, Enemigos de lo ajeno es un disco complicado de asimilar, pero a la vez es un álbum sencillo y directo. Lo es porque a pesar de toda esa amalgama de estilos, influencias o como queráis llamarlo, no hay apenas instrumentación en los temas: guitarras, bajo, batería, teclados, amónica y voz. Practicamente grabado por ellos dos en exclusiva, es un disco rudimentario y una apuesta arriesgada. Y que nadie se engañe por las apariencias o por el resultado total: Enemigos de lo ajeno es un disco mayormente eléctrico, aunque es cierto que es algo que se aprecia mucho más en sus directos. No hay concesiones, ninguna canción llega a los cinco minutos y el total del disco es de treinta y cinco. Tan directo y tan reducido les quedó que tuvieron que añadir una canción en las dos últimas horas porque sólo tenían nueve y quedaba muy corto incluso para los vinilos de la época. La canción que rellenó el disco fue Insurrección, casualidades de la vida.

Y además de directo, Enemigos de lo ajeno es un disco serio, muy serio, porque aunque muestran en sus letras cierto surrealismo que siempre les ha acompañado, es un surrealismo más poético. Los Burros han quedado muy atrás. Incluso el primer álbum (que ya era más serio) ha quedado atrás. No hay espacio para canciones así, es otra etapa. 

Grabado en una semana y con un presupuesto de risa (200000 pesetas) el sonido es el que es. No se puede decir malo aunque lo sea, porque no daba para más. Si lo escucháis en CD es porque tenéis la edición remasterizada que editaron años después. Enemigos de lo ajeno salió en vinilo, así que la pésima producción unida al desgaste del disco hace que escucharlo sea lo más parecido a escuchar un gramófono.

Pese a la generalización actual de, como indicaba al principio, considerar este disco el mejor del grupo y uno de los mejores en castellano, y aunque la crítica sí que reconoció la calidad del LP, las ventas fueron más bien escasas. Podéis buscar en las listas de discos más vendidos en España y no encontraréis Enemigos de lo ajeno. No sé el dato exacto, pero dudo que llegaran a las 100000 copias vendidas. Ese año 1986, el disco más vendido fue Entre el cielo y el suelo de Mecano con 600000 (para que os hagáis una idea, Luis Cobos vendió más que El Último de la Fila). Pese a las ventas discretas, sus conciertos se iban llenando aunque no eran el grupo puntero que serían después. Por dar otro dato, El Último de la Fila tocó en las Fiestas del Pilar de Zaragoza en el año 1986. Antes que ellos, unos primerizos Héroes del Silencio. Después de ellos, un exitoso por entonces Franco Battiato. Habría que esperar un poco más para ser cabezas de cartel.

No seré yo quien hable de Enemigos de lo ajeno como “obra maestra” ni quien establezca comparaciones con discos de otros grupos. Sí diré que es un disco imprescindible, una joya que se debería escuchar y poseer. Es un disco extraño, inclasificable y sin apenas fallos. Van a cumplirse 30 años de su publicación y el paso del tiempo no ha hecho mella en él si exceptuamos la calidad del sonido. En definitiva, un disco de dos tipos en plena inspiración y lucidez.

Nuevas mezclas (1987)

Nuevas mezclas, El Último de la Fila
Que el siguiente disco de un grupo cuya trayectoria se compone de exclusivamente dos álbumes sea un recopilatorio es extraño. Pero es que Nuevas mezclas no es un recopilatorio al uso. Es un acto de justicia y de honestidad hacia ellos mismos. Pese a que las ventas no eran espectaculares, El Último de la Fila se iba escuchando en las radios y la gente acudía más a sus conciertos. Así que en vez de grabar un nuevo disco (o mejor dicho, mal grabar) deciden escoger unas cuantas canciones de los anteriores y volverlas a grabar en condiciones. Y en buena hora, porque Nuevas mezclas supuso el espaldarazo definitivo hacia el éxito comercial, con 300000 copias vendidas e Insurrección consolidada como himno. De este disco poco hay que decir. Escogen cuatro canciones del primer álbum y seis del segundo e incluyen un excelente tema inédito, ¿Quién eres tú? No hay muchas diferencias con las canciones originales y, salvo Son cuatro días, acortada y ralentizada, todas ganan con la regrabación. Precisamente junto con el single de Son cuatro días, el dúo adjuntaba una irónica carta indicando los motivos de por qué habían editado un disco reinterpretando sus canciones. Puedes verla aquí
A partir de este disco las ventas se disparan y los conciertos se llenan. Ya están donde querían y no defraudan. En sus conciertos se muestran igual de directos, cercanos ahora que todavía pueden, guitarreros, contundentes, con un punto anárquico y en ocasiones salvaje que, tristemente, desaparecería con los años.

                                                        
 Todavía muy apretados en el escenario y con el público a un metro
Todo un hombrecito. Montalbán, 1987




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